Ana Moura es la artista portuguesa más exitosa de los últimos años, a nivel nacional e internacional.
En 2016 Ana Moura, presenta en el Festival de Fado de Sevilla, en el ámbito de la gira mundial, su sexto disco de originales, “Moura”.
Con cerca de medio millón de disco vendidos, más de una docena de galardones y premios tan importantes como 2 globos de oro, un premio Amália Rodrigues, o la comenda de la Orden D. Infante atribuida por el Presidente de la Republica de Portugal.
Voz: Ana Moura
Guitarra portuguesa: Angelo Freire
Viola Fado: Pedro Soares
Bajo Acustico: Andre Moreira
Percusión: Mario Costa
Teclados:João Gomes
La Historia del Fado portugués es también la historia de su permanente interacción con otros géneros poético –musicales nacionales e internacionales.
Aún antes de su génesis en Lisboa en las décadas de 1820 y 30, convergen en su proceso de formación los fados bailados afro-brasileños, los cantos de marineros, las modinhas sentimentales de salón, o los bailes y cantos regionales de todos los migrantes que afluyen a Lisboa en 1800.
Cuando entra en el Teatro Musical, en la segunda mitad el siglo XIX, el contacto con el couplet de revista se traduce poco a poco en el surgimiento e institucionalización del fado canción con estribillo y coplas.
En el periodo entre las dos guerras mundiales, precisamente cuando el género se estabiliza en la nueva red profesional de casas de fado, le llegan ecos de la copla andaluza y del Tango Argentino. Amália y Carlos do Carmo introducen nuevas preocupaciones poéticas e inventan un formato de espectáculo escénico que lo hace circular por los grandes escenarios del mundo.
Las jóvenes generaciones de fadistas de las últimas tres décadas abren un diálogo, aún más amplio con otras músicas tradicionales portuguesas, del Vira do Minho al cante alentejano y con otras músicas del mundo, de la morna a la música popular brasileña, del jazz a la música árabe, de la canción de intervención al folk. Y sin embargo este continuo proceso de cambio coexistió siempre con un fuerte sentido de tradición, de transmisión de un repertorio nuclear que es el imagen de marca de su identidad, con una forma de cantar, de decir y de sentir que es única e inconfundible.
El Festival de Fado dedica por esta razón esta edición a un viaje por este recorrido mágico de dos siglos de permanencia y cambio, hecho de compartimentos, intercambios, cruces y fascinaciones mutuas del fado con las otras músicas.
E.M.
